gmail

Cómo hacer convivir las listas grises con los grandes proveedores de correo

Hace una década todavía era frecuente que las empresas (e incluso particulares) desplegasen su propio servidor de correo. Era una tarea terriblemente ingrata: parecía entonces que el spam, el phishing y el spoofing acabarían sepultando a este veterano servicio (hasta el 90% del tráfico llegó a ser no deseado). Hoy es cada vez más raro que una organización (no digamos ya un particular) disponga de su propio servidor de correo.